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LA
EDUCACIÓN, FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN POLICIAL. Los Planes de Estudio, los Asesores y los Técnicos, los Docentes, los Alumnos: El
título de este artículo aparenta redundancia, sin embargo, no lo es, cada una
de las acciones del mismo tiene características exclusivas y excluyentes. La
educación,
en el sentido lato de la palabra, es desarrollar o perfeccionar las facultades y
aptitudes del individuo, dirigirlo, en el aprendizaje, enseñarle; la formación
es la acción de formar un profesional, la que capacita para ejercer una profesión
u oficio; la capacitación, es la que hace al individuo apto para una
cosa. Como fácilmente se aprecia por definición cada concepto es igual a si
mismo y distintos a los otros dos, pero los tres tienen un común denominador y
éste es ENSEÑAR. ENSEÑAR,
es instruir, adoctrinar( advertir, dar instrucciones a otro/s sobre lo que debe
hacer o decir en una ocasión determinada), exponer uno cosa para que sea
apreciada. Todos
estas definiciones, conceptos y acciones apuntan al objeto de nuestro
comentario: UN POLICÍA CONVENIENTEMENTE ENSEÑADO para desempeñarse
como tal. No
quiero aquí abundar en los latiguillos tan remanidos de rol, perfil, políticas
estratégicas, globalización de los aprendizajes, objetivos específicos etc.
etc. etc...y podría continuar infinitamente con los etc., en cuanto plan de
estudios, diseño curricular, plan de carrera o similares cae a las manos de
uno, sobre todo cuanto se trata de enseñar a ser policía. Es
inevitable mencionar y utilizar los tecnicismos señalados cuando se estructura
un plan de estudios para la carrera que sea, pero lo que sí es evitable la
injerencia de oportunistas, arribistas y caraduras, que MENOSCABANDO la profesión
policial se sienten capaces, no solo de declamar mediaticamente, en cuanta
oportunidad se les presente, como se debe enseñar a ser policías sino que son
designados en distintos cargos, tanto en la estructura política, sobre todo,
como en la propia estructura policial y así aparecen los “ asesores”, “ técnicos”,
“profesores”, “licenciados”, “doctores” y “sabelotodos” que
alegremente conforman planes de estudios y de carreras, políticas educativas y
“ profundas transformaciones” que llevan inevitablemente al fracaso porque
parten de un supino desconocimiento de la esencia del SER POLICIA, porque en
principio, no saben que el SER POLICIA no es ni un trabajo ni un oficio es UNA
FORMA DE VIDA y precisamente lo que se debe transmitir no son solo conocimientos
teóricos desprovistos de contexto sino experiencias de vida. Con esto no quiero
decir en absoluto que solamente sean los policías los que enseñan a policías,
bienvenida la amplitud de cátedra y de pensamiento, eso enriquece y “enseña”,
lo que quiero decir es que los asesores y técnicos deberían ser lo que son y
no pretender, como sucede, señalarle a la Institución Policial cuales son las
disciplinas y contenidos que debe enseñar a sus mujeres y hombres, eso
solamente lo saben los POLICIAS, lo otro, la forma, el método, el diseño, la
acreditación, la evaluación, etc. sí deberían proponerlo porque para eso son
profesionales en lo suyo y se los valora y respeta como tales. Me
recuerda esto a la “Capitis Deminutio” del Derecho Romano( Institución
del citado Derecho representativa de una disminución de
la capacidad que anteriormente se tenía),parecería que existiera una prevención
o prejuicio acerca de la capacidad de la propia institución policial para
delinear los contenidos de sus planes de estudio, sin por ello, como ya dijera,
dejar de valorar el aporte de otros profesionales representativos de distintas
disciplinas afines. Por
mi propia experiencia profesional en la educación policial he visto como los
responsables de la conducción tanto política como policial son los verdaderos
responsables de esta situación que han permitido este avance de personas ajenas
a la institución policial que se posicionaron en cargos ejecutivos con mando, y
en los hechos con comando, tal vez como pago a favores de todo tipo, que
inclusive, y no solo en la educación, llevaron a estas marchas y contramarchas
en la Fuerza con implementación de políticas de seguridad y educativas
policiales erráticas, descontextualizadas de la realidad que cada día nos toca
vivir y cuyos resultados son harto elocuentes, no solo para los profesionales
policías sino para la propia comunidad cuyas trágicas consecuencias sufre. Me
he preguntado y también lo he hecho públicamente, en los ámbitos adecuados, muchas
veces a lo largo de mi carrera, en actividad y con cargos correspondientes a un
oficial superior y lo sigo preguntando ahora en situación de Retiro Activo. ¿
Cuál es el producto que se quiere obtener, por caso, de un egresado de la ESCUELA
DE POLICIA “ JUAN VUCETICH? “, ¿Un Comisario?, ¿Un
Abogado?, ¿Un Técnico o Licenciado en Sociología, en Comunicación Social, en
Psicología Social?, ¿Un Experto anglo o luso parlante? ( porque también se
enseña inglés y portugués? O UN JOVEN OFICIAL AYUDANTE DE POLICIA con todas
las potencialidades para dominar los doctorados, tecnicaturas y lincenciaturas
que he nombrado y muchas más. Por favor, no perdamos la esencia ni el rumbo,
enseñemos a esos jóvenes y mujeres policías PRIMERO A CUIDAR SU VIDA, existen
técnicas, métodos, programas y sistemas para hacerlo y gente valiosa y
preparada para hacerlo, ¡porque lo saben y porque quieren hacerlo!, dejemos de
mirar tanto afuera y recojamos la mirada hacia adentro que hay mucho talento y
ganas. No
puede conformarse un plan de estudios para enseñar a ser policías ADOPTANDO lo
de otros países por muy adelantados y desarrollados que sean o parezcan, aun
tampoco de fuerzas similares argentinas, ADAPTEMOS sí lo que nos
permitan nuestros recursos materiales y humanos y fundamentalmente las características
socio-económico-culturales tanto de nuestro ámbito geográfico como del tipo
biosicosocial del grupo etario a quién va dirigido el proyecto educativo y
también a la comunidad educativa toda, docentes, alumnos, entorno, etc. Los
ejes sobre los cuales debe desarrollarse cualquier proyecto de plan de estudios
para enseñar a ser policías deben ser, en cualquier orden: humanístico, jurídico
y técnico-profesional, poniéndose especial énfasis en éste último para no
obtener un producto divorciado de la realidad y no por su responsabilidad
precisamente, y peor aún pagando el educando un alto precio por las inidoneidad
de quiénes “planifican y ejecutan”: la vida. Cuando
digo educando no me refiero solamente al personal de cadetes sino a la TOTALIDAD
DEL PERSONAL POLICIAL que cumple tareas intrínsecamente de seguridad. Esto se
logra mediante la capacitación continua interactivo, con simulaciones de casos
reales, entre otras formas, donde el alumno es el primer actor. Deben revertirse las
tradicionales “academias” donde el personal no era instruido sino que era
amonestado por distintas razones, cabello largo, llegadas tarde, etc.etc., el
objetivo es ENSEÑAR no apostrofar, si esto es asi es porque falla la conducción.
Esas faltas DEBIERON verse antes y corregirse en el momento adecuado, por cierto
que no lo es el espacio dedicado a la educación. Situaciones como las
descriptas solo consiguen que el alumno se bloquee y falle el mecanismo enseñanza-aprendizaje. Es
fundamental instrumentar las prácticas en Comisarías o, como se dice ahora,
“ pasantías en servicio”. La importancia de esta modalidad de aprendizaje
es fundamentalmente evitar la traumática desarticulación que significa para el
cadete o aspirante a agente egresar del instituto respectivo y encontrarse en un
ámbito desconocido, hostil, donde, en el mejor de los casos, por el cúmulo de
trabajo, cuando no por desdén y desinterés, nadie se ocupa del recién llegado
dejándolo librado a su suerte con las consecuencias fáciles de imaginar, no
solo para él sino para sus superiores y la propia institución que se ve
expuesta innecesariamente. Las
prácticas en Comisarías, con roles bien delineados para el alumno y para los
encargados de conducirlo en la nueva experiencia, articulan así gradualmente la
interacción del educando con la dura realidad que le va a tocar vivir en poco
tiempo, integrando en el período de prácticas los conocimientos adquiridos en
la Escuela, los que por otra parte integrará con los que vaya
adquiriendo en el terreno donde va a trabajar mediante la observación y la
vivencia de nuevas situaciones. Capítulo
aparte merece la selección de aquellos que serán los responsables de la
educación de los alumnos en los institutos policiales, tanto sean instructores
como docentes. A más de las intachables condiciones éticas y morales debe
agregarse una probada y comprobada solvencia profesional en las disciplinas que
dicten, tanto sean policías o provenientes del ámbito civil. Deben los nombramientos de docentes en los institutos dejar de ser las facturas de favores prestados y así optimizar al máximo la enseñanza y el aprendizaje. Nadie
puede enseñar u ordenar lo que no sabe hacer, porque aparte del componente
desdodoroso ético-moral que ello conlleva, no puede evaluarse lo enseñado u
ordenado simplemente porque se carece de los conocimientos y experiencia para
hacerlo. AUTOR:
HERMES ACUÑA ARGENTINA
- 2001
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