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LA ESTRUCTURA FAMILIAR EN VÍCTIMAS DE SECUESTRO EXTORSIVO
AUTORES: Misdalis Torres y Maria Fernanda Uribe INTRODUCCIÓN El objetivo general de la presente investigación fue describir desde un enfoque sistémico la estructura familiar en víctimas de secuestro extorsivo de uno de sus miembros y el secuestrado en mención permanece en cautiverio pasados cinco años de su plagio. Los objetivos específicos fueron: Analizar las alianzas y coaliciones al interior del sistema familiar; analizar las propiedades de frontera de la familia total y de los subsistemas; analizar la distribución jerárquica del poder ejecutivo. Estos objetivos se conceptualizaron a partir de la Teoría Sistémica estructural de Umbarger (1983). Desde este enfoque la familia es llamada sistema y esta compuesta por subsistemas (holones), entendidos como cada uno de los miembros que componen la familia; siendo estos unidades del sistema que interactúan entre sí. Estas interacciones, al ser duraderas en el tiempo son denominadas Estructura, la cual está conformada por: -Alianzas- relaciones diádicas; -Coaliciones- formación de equipos entre los miembros de la familia para atacar a otro/s; -Fronteras o Límites- interacciones gobernadas por reglas que permiten la diferenciación entre los subsistemas y el sistema total y, filtran lo que entra y sale del sistema (información, energía y materia) para regularlo; y -Jerarquía- organización jerárquica del poder ejecutivo. En Colombia en los últimos cinco años se han triplicado las cifras de secuestro; pasando de 1060 secuestros en 1995 a 3706 en el año 2000. El secuestro de tipo extorsivo económico es definido como el que arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona, con el propósito de exigir por su libertad algún provecho económico (Fondelibertad). Por consiguiente, constituye una violación a los derechos humanos que atenta contra la libertad, integridad y seguridad tanto del secuestrado como de las familias víctimas de éste delito; teniendo en cuenta que desde el enfoque sistémico la familia es vista como un todo, conformada por partes interdependientes, por lo que un cambio en una de sus partes afectará al sistema en general. Es por esto, que el secuestro es un tema de importancia nacional que aún no ha sido lo suficientemente explorado. Además, todos los estudios coinciden en señalar la necesidad de continuar realizando análisis sistemáticos de índole descriptivo y analítico; para así conformar un marco que permita elaborar diagnósticos de funcionamiento y dinámica emocional coherentes para el establecimiento, en futuras investigaciones, de terapias preventivas e interventivas efectivas en el manejo de la familia con un miembro secuestrado. Por lo tanto, surge la necesidad de emprender estudios que permitan conocer y comprender los posibles cambios en el núcleo familiar al verse sometido a una crisis de desgracia inesperada, como es el secuestro de uno de sus miembros. MÉTODO PARTICIPANTES
Para el estudio se escogieron tres familias compuestas por cinco miembros en promedio, adultos que tienen edades comprendidas entre
los 34 y los 78 años de edad. Las familias pertenecen
un estrato socio-económico alto, residen en la ciudad de Bogotá (Colombia) y poseen un miembro secuestrado que permanece en cautiverio hace cinco años en promedio. En dos de las familias el secuestrado fue el padre y en
la otra fue el hijo mayor. La muestra
cursó estudios de secundaria y algunos realizaron carrera universitaria; y, tienen ocupaciones que varían entre negocios relacionados con finca raíz, la ganadería y la construcción.
INSTRUMENTOS
Con el fin de obtener la información pertinente para la investigación se utilizó una entrevista
semi-estructurada
con todos los miembros de la familia, una guía de observación de ésta entrevista; una encuesta personal con cada participante
y una prueba de Apgar aplicada individualmente, que detecta el grado de funcionalidad o disfunción de la familia. DISEÑO Y PROCEDIMIENTO Se utilizó un diseño de investigación descriptivo-cualitativo. La recolección de la información pertinente para el estudio se hizo a través de tres sesiones con cada familia en su residencia.
La primera fue un contacto inicial con varios miembros y tuvo una duración de una hora; cuyo objetivo fue sensibilizar a la familia, motivar su participación en la investigación y hacer empatía con estos. En la sesión se le
explicó a los participantes el proceso de investigación, haciendo claridad sobre el hecho de mantener en reserva su identidad y, por último, se llenó un formato de las características sociodemográficas de las personas, que
sirvió para la descripción de los participantes. La segunda sesión tuvo como objetivo la recolección de datos a través de una encuesta y una prueba de
Apgar, con una duración de
dos horas. Individualmente, se grabaron las respuestas a la encuesta; y, posteriormente, se suministró el cuestionario de la prueba de Apgar haciendo una previa explicación de esta. La tercera y última sesión tuvieron una duración de tres horas, en la cual se reunió toda la familia para recolectar la
información por medio de una entrevista semi-estructurada y una guía de observación de la entrevista. Se le informó a la familia que en el transcurso de la entrevista habría dos investigadores, uno que haría la entrevista y
otro que sería solo un observador al cual no tendrían que atender. Se inició la sesión con preguntas dirigidas a todos los miembros de la familia; posteriormente, se realizó una actividad colectiva, durante veinte minutos,
denominada: “Vamos a construir nuestra casa de los sueños”, que consistió en llegar a acuerdos sobre cómo sería la casa ideal para todos los participantes; esta actividad se realizó con el fin de observar las
interacciones al interior del sistema y crear un momento de distensión durante la entrevista. Para finalizar la sesión se realizaron preguntas dirigidas a cada uno de los integrantes de la familia. Durante la entrevista, los
investigadores observaron todas las interacciones entre los subsistemas y las registraron en un formato de guía de observación elaborado según los criterios de
Umbarguer. El procedimiento para la validación de la información fue mediante la triangulación; que consiste en contrastar la información obtenida con las diferentes pruebas y la comparación de los resultados de las observaciones de los investigadores. La triangulación se realizó para cada una de las familias y posteriormente para todas las familias. RESULTADOS Teniendo en cuenta la teoría sistémica estructural de Umbarger, se observa que en las familias víctimas del secuestro extorsivo, se encuentra una estructura con determinadas características, mencionadas a continuación, que fueron el resultado de los hallazgos particulares y generales de todas las familias estudiadas en la presente investigación. Las dimensiones de la estructura se describirán en los primeros momentos del secuestro y pasados cinco años del mismo. En estas familias las fronteras, hacia el medio extrafamiliar sufren un proceso de cambio; que se inicia desde el momento mismo del secuestro. En esta primera fase, las fronteras se muestran difusas, permitiendo en forma indiscriminada la entrada de personas, información e instituciones. Entonces se observa, como estas familias acuden a grupos de apoyo, buscan consejos de adivinos o brujos ó, personas que puedan orientarlos en ese momento. Con el fin de buscar soporte para la resolución positiva de la situación de secuestro. Posteriormente, las fronteras se flexibilizan dejando entrar a expertos sobre el tema del secuestro (autoridades, personal especializado), los cuales van a controlar el flujo de energía, información y materia que entra y sale del sistema, es aquí donde las autoridades ponen límites al manejo de la información y, buscan reacomodar a la familia asignando funciones. En este primer momento la estructura de la familia se organiza, acorde a las instrucciones recibidas, para atender los asuntos del secuestro; por lo tanto se puede denominar una estructura temporal, que sólo actúa ante la situación del secuestro. Pasados cinco años del secuestro, estas familias que aún tienen el miembro secuestrado hace varios años, tienden a tener fronteras abiertas hacia el exterior; en donde el control selectivo de la entrada y salida de materia, información y energía, cambia, ya no esta dado por personas ajenas al núcleo familiar (autoridades), sino, por la familia. Esta nueva organización de los límites se hace para atender las relaciones familiares, en miras de buscar una adaptación al interior del sistema. Hacia dentro, las fronteras también sufren modificaciones. Al inicio del secuestro, los miembros de la familia, se concentran en una situación específica: Asignación de roles; esto es, quién va a ser el negociador, quién se encargará de tener contacto con las instituciones, quién se encargará de reunir el dinero para el pago del rescate, o ponerse en contacto con otras familias víctimas de secuestro. En este aspecto, la familia, luego de recibir la asesoria de las autoridades, toman la decisión de escoger a las personas que van a asumir dichas funciones. Consecuentemente, los límites entre los subsistemas tienden a modificarse de acuerdo a las decisiones tomadas. Entonces se percibe como en el primer momento, las familias en donde el secuestrado es el padre, el rol de negociador y encargado de reunir el dinero para el pago del secuestro, ejercido por un sólo miembro; y, cuando el secuestrado es otra persona diferente al padre, estas funciones son ejercidas por dos personas de la familia, que se encargan de atender la situación del secuestro. Una vez presentado esto, dichas personas empiezan a cerrar sus fronteras al interior, ya que suelen a aislar al resto de los miembros del sistema; guardando más información acerca del secuestro, para sí misma y tomando decisiones sin consultar con todos los miembros. Debido a que estos miembros filtran la información recibida, por parte tanto de los secuestradores, como de las autoridades; por lo cual su filiación con el resto de la familia se torna débil. Existe otro comportamiento paralelo, que se genera en este primer momento del secuestro, como es la poca distancia interpersonal que se da entre el sistema parental y la subunidad que se encarga de manejar los asuntos del secuestro. Quienes mantienen un intercambio constante de información, materia y energía sobre los aspectos relacionados al secuestro; observándose entre ellos una frontera difusa. También se observa, que el miembro de la familia que se encargó de las funciones del secuestro, mantiene una relación sobreinvolucrada con la persona secuestrada. De igual manera, se puede presentar que los que menos participan de las decisiones del secuestro son aquellos miembros que poseen una tendencia a tener fronteras rígidas con los demás subsistemas, debido a la gran distancia interpersonal que sostienen. Por otro lado, con el transcurso del tiempo, las fronteras intrafamiliares guardan secuelas de las interacciones que se dieron en los primeros momentos del secuestro. Así, se puede presentar en alguna familia una coalición de todos los hermanos con el miembro que negoció el secuestro; por la no-aprobación de la forma como se llevaron los asuntos del secuestro y la exclusión de algunas personas para la toma de decisiones. De igual manera, la subunidad que se encuentra parcialmente aislada, es la que menos conoce de los detalles del secuestro y de los asuntos de la familia; por lo que tienden a oponerse a los patrones familiares, generando conflictos al interior de la familia. Sin embargo, entre la mayoría de los subsistemas se conservan fronteras abiertas, que protegen y separan las funciones de cada uno de los miembros de la familia, permitiéndoles el desarrollo individual. Una vez visto el análisis de las fronteras en las familias con un miembro secuestrado, se observa, que las alianzas también sufren modificaciones, a partir del inicio del secuestro. Entonces, se observa como las relaciones de los miembros de la familia en este primer momento se presentan en su mayoría sobreinvolucradas. Patrón de interacciones que se ha conservado en el transcurso de los años. Es evidente que, en este período, aumenta la tensión entre todos los miembros del sistema familiar, ya que se presenta una unión excesiva entre los miembros para sacar adelante la negociación del secuestro y recuperar la libertad del miembro secuestrado; esa escasa distancia interpersonal genera conflictos entre todos, puesto que cada cual quiere contribuir a su manera al buen desenlace o resolución de la crisis. En estas familias existe la amenaza latente de buscar un culpable, al interior del sistema, por la desaparición del miembro secuestrado; y hay una tendencia a censurar a la persona que lideró la negociación durante el secuestro, exponiendo al sistema familiar a conflictos en su interior. Pasados cinco años, las relaciones entre los miembros de estas familias se siguen mostrando sobreinvolucradas; por un lado se observa, que cuando el secuestrado es un miembro del holón parental, el hijo que asume el control del patrimonio familiar es el que mantiene una relación más estrecha con el padre que queda, reforzándose el dominio del poder entre estas dos unidades del sistema. A su vez, en todas las familias estudiadas, las funciones del miembro secuestrado eran las de velar por el bienestar económico de la familia. Al ausentarse este miembro, el hijo menor pasa a asumir su función, tanto en los asuntos concernientes a lo económico, como en lo afectivo. Dicha función se ve respaldada por el subsistema parental, quien descarga gran poder y autoridad sobre este hijo, por la relación sobreinvolucrada que mantienen. Pero a pesar de este apoyo, el dominio del poder ejecutivo en estas familias se sigue manteniendo en el holón parental. El sistema filial por su parte, en algunas familias, puede presentar diversos conflictos por este ordenamiento; determinados por una escasa distancia interpersonal entre los miembros, quienes no están de acuerdo con la posición jerárquica del hijo que asume la responsabilidad sobre el patrimonio familiar. Por lo tanto, a veces se presentan enfrentamientos y formación de equipos en el subsistema filial para atacar a este miembro. También, se distinguen alianzas conflictuadas, manifiestas por desacuerdos entre hermanos, con la intención de obtener la aprobación o aceptación del holón parental para liderar el patrimonio familiar, o como un reclamo por ser excluido de un subsistema específico. Dicha situación pone de manifiesto la inconformidad de los hermanos frente a la organización estructural de la familia. Estas son familias que han tenido que reasignar las tareas del miembro ausente y el asumir el rol o, apropiarse de las funciones del miembro secuestrado, puede generar conflictos por considerarse un acto de intromisión a su memoria. Por otra parte, en estas familias no se presentan cambios jerárquicos, durante el primer momento del secuestro, ya que todos sus miembros, se encuentran organizados en función de la búsqueda y rescate del secuestrado. A su vez, tanto las expectativas como las prohibiciones al interior del sistema se debilitan, ya que las reglas y normas familiares en los primeros momentos del secuestro, ante la inminencia de amenaza de muerte del miembro secuestrado, pierden importancia y la atención de todos los miembros del sistema se centra en el secuestrado. Es menester enunciar otros autores que complementen el análisis de la estructura familiar víctima del secuestro extorsivo, y así obtener un estudio mucho más detallado de estas familias. Considerando la teoría de Pittman (1990), sobre las Crisis en el sistema; estas familias se encuentran dentro de la categoría de crisis de Desgracias Inesperadas en donde se distorsiona el estado homeostático del sistema familiar ante la inminencia del secuestro de un miembro. La tensión muestra las siguientes características: Es manifiesta, porque las familias buscan ayuda intra y extra familiar; permanente, porque sigue latente en la familia con el paso del tiempo; real, porque es un acontecimiento de la realidad física lo que la provoca, ya que uno de los miembros de la familia es arrebatado del núcleo familiar de una manera abrupta y permanece ausente; es específica, porque el secuestro es un acto delictivo que aunque en Colombia en los últimos tiempos se ha incrementado, no alcanza a afectar un promedio significativo de la población, teniendo en cuenta la cantidad de habitantes del país; es extrínseca, porque lo que afecto al núcleo familiar fue una agresión externa. En la presente investigación se confirmaron varios de los planteamientos realizados por Meluk en su estudio "El secuestro, una muerte suspendida"; como el gran impacto y desconocimiento que genera la noticia del secuestro de un miembro. Fue notorio observar que los secuestrados eran las personas encargadas de manejar el patrimonio familiar y fueron los miembros que tenían el poder y la autoridad frente al subsistema filial. Por lo tanto es posible que los plagiarios busquen desestabilizar el sistema, al arrebatar de éste al miembro que provee la protección económica, afectiva y la orientación familiar. De igual manera, se observa que existe una evidente confusión en el rol familiar, laboral y social al inicio del secuestro, lo que desencadena un desequilibrio en el sistema familiar y una situación de estrés adicional que empuja a la familia hacia un reordenamiento en su estructura. El factor económico desencadena discusiones y conflictos en el sistema familiar, que se mantienen en el tiempo, por la alteración jerárquica del poder económico familiar. La información referente al secuestro no fluye con facilidad en el sistema familiar, ya que los miembros encargados de manejar el secuestro suelen guardar cierta información, sobre la negociación, para sí mismos. Y esto puede en un momento dado cerrar las fronteras del negociador con el resto de la familia. Pero con el tiempo los límites adquieren flexibilidad y se abre el paso de energía e información entre todos los subsistemas. Sin embargo, se obtuvieron diferentes resultados respecto a la circulación de información entre el sistema y el medio externo, puesto que al exterior, las fronteras se encontraron difusas y no cerradas, pues los miembros de la familia buscan indiscriminadamente ayuda o apoyo extrafamiliar a Instituciones, y a otras personas para garantizar un buen desenlace del secuestro. Por último, cabe señalar que a diferencia de la información recogida por Meluk, sobre la escogencia del miembro negociador; en la presente investigación, ésta persona fue siempre un miembro de la familia, que no fue escogida de común acuerdo entre todos los subsistemas, sino que fue escogida al azar; bien sea porque el negociador se auto eligió o por elección del secuestrado y no por común acuerdo en los miembros de la familia. Sin embargo, el miembro que negoció, en todos los casos reunió las características que plantea el autor para su escogencia. AUTORES: MARIA FERNANDA URIBE
MISDALIS TORRES
AÑO: 2000
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DISEÑO DE PÁGINA: MARIA FERNANDA URIBE Friday, 14 de September de 2001 |