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LA ESTRUCTURA FAMILIAR EN VÍCTIMAS DE SECUESTRO EXTORSIVO
RECOMENDACIONES Teniendo en cuenta las conclusiones del presente trabajo de investigación, se recomienda que las familias con un miembro secuestrado busquen orientación terapéutica inmediatamente después del secuestro. De igual manera, es necesario que éste apoyo sea interdisciplinario, ya que en los primeros momentos del secuestro, es cuando la estructura se encuentra más débil y, es cuando la familia debe interactuar con agentes del Estado, instituciones en contra del secuestro como la Fundación País Libre, abogados y psicólogos; así como con personas interesadas en ayudar a la resolución positiva de éste suceso, los cuales deben brindar asesoría pertinente según su campo de trabajo. La orientación terapéutica en estos casos debe estar dirigida, según el estudio de la estructura familiar realizado en ésta investigación, hacia dos dimensiones especialmente: La primera, a atender de manera preventiva los ajustes de orden estructural; es decir, promover en las familias, el potencial de desarrollo de sus capacidades, a manera de prevención de patología de fronteras, alianzas, coaliciones o jerarquía. Las alteraciones de Frontera en éstas familias se pueden dar, porque las familias al inicio del secuestro no presentan un criterio de selectividad en la entrada y salida de información, y energía. Permitiendo el paso indiscriminado de personas que puedan aumentar la crisis por la que atraviesa la familia. A su vez, la confusión subsistémica de las fronteras al interior de la familia pone de manifiesto muchos conflictos entre los miembros del sistema; amenazando el funcionamiento adecuado de los subsistemas. En éste punto, la orientación terapéutica debe estar encaminada a fomentar la diferenciación de estas subunidades y, a hacer intervenciones dirigidas a ampliar la distancia interpersonal entre éstos; fomentando el desarrollo de fronteras flexibles, limitantes y permeables; de tal manera que separen y protejan a los subsistemas. Así, cada miembro del sistema, podrá participar activamente y, de manera tranquila y equilibrada, sobre las decisiones concernientes al secuestro. Respetando la percepción individual de cada miembro y aceptando, así mismo, su proceso de duelo. El surgimiento de alianzas sobreinvolucradas de carácter negativo, producidas por el continuo intercambio de pautas relacionales, entre dos o más miembros de la familia, dirigidas a atacarse entre sí; producen constantes estados de tensión y crisis en la familia que no permiten el desarrollo del sistema. La ayuda terapéutica para la escasa distancia interpersonal entre algunos miembros, que no permite el crecimiento de los holones implicados en la relación, estaría encausada a propiciar un continuo fluir en las relaciones de un miembro con otro; promoviendo la autonomía individual y el desarrollo funcional de las partes del sistema. Una de las técnicas que se puede utilizar en la prevención de patologías tanto de frontera como de alianza es la de Fijación de Límites. Con ésta intervención, se regula la permeabilidad de las fronteras entre los subsistemas; de manera que los límites excesivamente rígidos se hacen más permeables y, los límites muy difusos se fortalecen. Al cambiar las fronteras, cambian las reglas que rigen las relaciones, posibilitando que el sistema familiar ayude al crecimiento psicosocial de sus miembros. El terapeuta puede cambiar los límites del sistema familiar haciendo que exista mayor acercamiento o distancia entre los miembros mediante las técnicas de Distancia Psicológica y, Duración de la Interacción. Donde la primera consiste en utilizar constructos cognitivos para crear fronteras nuevas, lo que implica que el terapeuta exprese frases para señalar y separar las díadas demasiado unidas, o puede incrementar la distancia entre ellos recurriendo a un tercero como deslindador de fronteras, asimismo, puede utilizar maniobras espaciales concretas para cambiar la proximidad entre los miembros de la familia. Y, la segunda, consiste en extender o alargar un proceso, que es un modo de incrementar su intensidad, para así demarcar subsistemas o separarlos, es decir, el terapeuta deberá colocar tareas tanto para consulta como para el hogar, que inviten al subsistema sobreinvolucrado a mantener una mayor distancia interpersonal durante un período de tiempo específico; así, estas tareas de interacciones desacostumbradas, en situaciones naturales, promoverán el cambio estructural. Por otra parte, la fuerza más destructora para la estructura de una familia es la inversión jerárquica del poder ejecutivo. El dominio del poder, en éstas familias, por lo general está dado en el miembro secuestrado; razón por la cual se obliga a la familia a reorganizarse, para poder funcionar. La ocupación de éste rol debe estar en el miembro sucesor jerárquicamente al miembro secuestrado; para guardar la funcionalidad del sistema. Igualmente, la elección de ésta persona debe ser aceptada de forma voluntaria por los demás holones, para no provocar conflictos que pongan en riesgo la estructura de la familia. La ayuda terapéutica, en primera instancia, debe estar dirigida a la búsqueda de irregularidades en el orden jerárquico para luego, cambiar el vínculo jerárquico entre los miembros de cada subsistema filial. Este tipo de alteración, debe ser atendida antes de abordar cualquier otro campo de la dinámica familiar. Luego, el terapeuta debe permitir la organización de la familia, de manera que el poder se encuentre en aquellos que puedan propiciar el cambio y el desarrollo del sistema. Una técnica recomendada para afianzar la nueva organización familiar es Los Lados Fuertes, que consistiría en poner de relieve los aspectos positivos del miembro que ocupa el lugar del secuestrado, a fin de obtener la confianza y aceptación del grupo familiar frente a este. En segunda instancia, la orientación del terapeuta debe estar destinada a proveer ayuda en el proceso de duelo de cada uno de los miembros de la familia. Ya que se observa, que en estas familias hay quienes no han logrado resolver en su totalidad éste proceso. Visualizándose un estancamiento en algunas de las etapas que se deben llevar a cabo para lograr un proceso de elaboración normal. La tendencia a vivir en forma individual el duelo, al interior de núcleo familiar; reacción que tiene un claro carácter defensivo del propio duelo, puede provocar un enorme daño al grupo, al impedir que sus integrantes compartan lo traumático. Por todo lo anterior, se debe comenzar tempranamente con la participación del terapeuta en el proceso de duelo. Es de vital importancia que en el sistema se promuevan situaciones donde se expresen y manifiesten emociones y pensamientos, asociados al evento estresante; constituido por el secuestro de un miembro de la familia. Así mismo, en la terapia del duelo debe considerar no sólo el dolor emergente sino también otras emociones más difíciles de vivir como la rabia y la agresividad. Además, la familia debe aceptar las diversas formas en que los miembros viven la pérdida, las cuales dependen en gran medida del lugar que ocupan dentro del sistema familiar. Para la elaboración del duelo se recomienda la reconstitución y el reconocimiento de los hechos, donde la familia recuerde cada detalle y emoción relacionada con el secuestro y lo comparta con los demás. De igual manera la familia debe promover la expresión de emociones en torno al vínculo con el secuestrado y discutir los proyectos hacia el futuro y los propósitos compartidos para reconocer los recursos propios del sistema familiar. Teniendo en cuenta, que existen culturas y modos de actuar distintos, en lo referente al pago del rescate en una situación de secuestro; se recomienda realizar un estudio comparativo, en el cual se estudie la estructura de las familias, que tienen como regla, no pagar por el rescate de un miembro secuestrado. También se recomienda, que otros estudios tengan en cuenta las agendas ocultas de las familias víctimas de secuestro; o sea, los beneficios secundarios, que se adquieren ante la ausencia del miembro secuestrado, en cada uno de los miembros del grupo familiar. En especial, se podrían analizar las ganancias del miembro que pasa a ocupar el rol del secuestrado. También valdría la pena analizar los aportes que pueda ofrecer un miembro víctima del secuestro a su familia o a la sociedad. Otro estudio que puede partir de la presente investigación es el análisis de las consecuencias del secuestro extorsivo sobre la persona que ejerce el rol de negociador y comprender el impacto psicológico del proceso de negociación en dicho miembro, desde otro enfoque psicológico. Por último, es importante resaltar que el psicólogo que trabaje con estas familias, ya sea en el área clínica, educativa u organizacional, conozca las características de las familias de este estudio para que comprenda cuales son los aspectos a los cuales se va a enfrentar y que tipo de intervención debe ser el más adecuado para llevar a cabo una efectiva labor terapéutica. AUTORES: MARIA FERNANDA URIBE
MISDALIS TORRES
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DISEÑO DE PÁGINA: MARIA FERNANDA URIBE Friday, 14 de September de 2001 |